Se acerca el final del año con una situación económica muy delicada. Mientras se recupera la actividad desde los mínimos históricos de los meses de abril y mayo, la situación social se presenta extremadamente débil, y el gobierno avanza con ajustes por el lado del gasto, en el marco de una negociación con el FMI por el refinanciamiento de la deuda contraída por el gobierno anterior. El levantamiento de los programas extraordinarios, como el IFE y el ATP, justo antes de fin de año, con el virus aun circulando, y los niveles de desempleo y pobreza en niveles muy altos, preocupa. En el caso del IFE cuyos beneficiarios terminaron siendo casi 9 millones de personas, el hecho de discontinuarse, aún reasignando partidas presupuestarias hacia otros programas de asistencia, son cerca de 5,5 millones de personas las que dejarán de recibir todo tipo de asistencia del Estado en un momento de mucha debilidad y con los ingresos informales fuertemente resentidos. En medio de esta situación, aparecen las dudas acerca de la llegada, la distribución y la aplicación de las vacunas. Se ha instalado un discurso muy optimista en nuestro país, donde pareciera según las proyecciones, hasta en el propio presupuesto nacional, que el coronavirus fuera a desaparecer a partir de enero. Sabemos que esto no será así. En Europa se habla de comenzar un plan de vacunación recién en marzo/abril. En nuestro país la logística para la distribución y aplicación masiva de las vacunas no será sencilla, ya que muchas de ellas requieren cadenas de frío a muy bajas temperaturas. En caso de comenzar el mes de marzo del año próximo sin gran parte de la población con la vacuna aplicada, lo cual es muy probable, puede generar la necesidad de restringir nuevamente la actividad. Es importante seguir de cerca lo que ocurre por estos días en Europa y los Estados Unidos, que anticipan la dinámica en esto desde su comienzo. El detalle no menor a tener en cuenta es que la economía argentina no tiene margen de maniobra para otra interrupción total de la actividad. La meta de déficit fiscal del presupuesto 2021 sería incumplible si hubiera que retomar programas de emergencia, y las presiones sobre el tipo de cambio y los precios se tornarían muy difíciles de contener. La espiralización de una crisis sería prácticamente inevitable. Por todo esto es que el gobierno está centrando todos los esfuerzos posibles en adelantarse casi como ningún otro país al plan de vacunación, pero los tiempos son realmente complejos.
Si bien por el momento nos encontramos atravesando una tensa calma en el frente cambiario, con la brecha muy alta pero estable, y sin los sobresaltos de hace unas semanas atrás, los problemas de fondos persisten, ya que las reservas siguen cayendo y los exportadores venden muy poco al exterior. En el mercado interno se están produciendo situaciones de desabastecimiento vinculadas a la especulación en algunos sectores clave, como la construcción.
Algunas declaraciones del propio Presidente de la Nación sobre los principales temas económicos durante la última semana permiten entender un poco la línea del gobierno en materia de política económica, aunque que vale reconocer que resulta ambigua en varios puntos. Jubilaciones: “En diciembre va a haber un nuevo aumento en las jubilaciones, buscando que finalicen por encima de la inflación”. Por otro lado, el Jefe de Gabinete y la titular de la ANSES anunciaron que sería del 5% para la mínima llegando hasta $19.035, acumulando un aumento de 35% en el año, que se ubicaría por encima de la inflación proyectada por el equipo económico para este año, de 32%. De todas formas, vale aclarar que la canasta de consumo de un jubilado promedio no es la que se utiliza para medir el IPC, y que la canasta de consumo de un jubilado sufre aumentos mayores a los que refleja este indicador. Podría utilizarse como índice con mayor aproximación la Canasta Básica Total (CBT), que en los últimos doce meses presenta un incremento de casi 45%. En cuanto a Asistencia social: “El IFE se direccionará a los sectores más vulnerables. Se destinarán entre $10.000 y $15.000 millones en diciembre solamente para alcanzar a estos sectores a través de nuevas formas de asistencia”. Como comentamos al inicio de este informe, cerca de 5,5 millones de personas dejarán de recibir asistencia del Estado a partir de la finalización del IFE. En relación al Déficit fiscal el presidente declaró: “Tengo una obsesión con el equilibrio fiscal, creo que el déficit fiscal siempre es malo y hay que tratar de minimizarlo todo lo que podamos. Pero estamos viviendo una situación excepcional y como tal hay que buscar soluciones excepcionales”. La primera oración podría alertar a los sectores internos más vinculados a la heterodoxia en materia económica, pero la frase siguiente que permite excepcionalidades debería tranquilizarlos. En relación al FMI declaró: “No tengo ninguna urgencia por cerrar el acuerdo con el fondo. Tenemos que encontrar puntos de acuerdo, y el primer punto de acuerdo es que el plan económico lo haga La Argentina y no el Fondo”. Por el momento, los ajustes implementados parecieran indicar que la voz del FMI es escuchada atentamente en las reuniones con las autoridades locales.
Por detrás del ajuste y el ordenamiento de las cuentas públicas está el problema de la falta de alternativas de financiamiento, que termina recayendo casi que exclusivamente en la emisión monetaria. En este sentido, el 13 de noviembre el BCRA realizó una transferencia de utilidades al Tesoro por $30.000 millones, siendo la primera desde el 2 de octubre (otros $30.000 millones). En los últimos 3 meses las transferencias por utilidades alcanzaron los $192.000 millones, mientras que durante el 2020 suman $1.232.000 millones, que sumados a los $407.720 millones de transferencias por adelantos transitorios, suman un total de $1.639.720 millones en transferencias monetarias del BCRA al Tesoro (76% de la base monetaria promedio). Se trata de un ritmo de emisión muy alto, que genera presión sobre el tipo de cambio y, por ende, sobre los precios.
La semana pasada, en el Senado, se introdujo un cambio en el proyecto de ley que establecía que el endeudamiento externo debía tener el aval del Congreso. En este, se agregó que además de esto, todo financiamiento obtenido en moneda extranjera con legislación extranjera no puede ser usado para gasto corriente (excepto en situaciones de epidemias, terremoto, inundaciones u otra situación extrema). Se trata de una buena noticia el hecho de que el Congreso de la Nación tenga mayor control sobre el endeudamiento, para evitar en un futuro lo que ocurrió en los últimos años, donde el gobierno de Macri nos sometió a una estafa colectiva a partir del endeudamiento y la fuga de capitales.
Se conocieron más datos oficiales vinculados con la evolución de los precios. Durante octubre, la inflación mayorista avanzó +4,7% mensual (desde +3,7% mensual en septiembre) y de esta manera acumula en lo que va del año un incremento de +24,4%. En términos interanuales, crece 36% anual. Por su parte, el índice del costo de la construcción aumentó +3,7% mensual durante octubre (vs +2,9% mensual en septiembre), y acumula en los últimos doce meses un incremento de 32,8%. El aumento más fuerte se da en Materiales, con un +7,8% mensual (en lo que va del año, registra un aumento de +44,1%). La Mano de obra se sigue retrasando, con un aumento de +0,1% mensual (+7,9% en 2020). Los Gastos generales aumentaron +2,5% mensual (+19% en lo que va del año). Tengamos en cuenta que los precios mayoristas suelen anticipar lo que ocurre después con los precios en la góndola. Esta aceleración en la inflación mayorista puede estar anticipando más alzas en los precios minoristas en los próximos meses. Se continúa acelerando de manera preocupante la inflación.
En medio de tensiones por la evolución del gasto en lo que resta del año se conoció el déficit primario en octubre, que fue de $81.627 millones (desde $-167.181 millones en septiembre y un superávit de $8.527 millones en octubre 2019). El pago de intereses fue de $31.069 millones, el más bajo desde agosto 2019, llevando el déficit financiero a $112.696 millones. Los ingresos alcanzaron $454.326 millones (+28% anual), desacelerándose con respecto a septiembre (+34% anual). en términos reales cayeron -6,5% anual. Se destaca el aumento de Ganancias (+99% anual) y Bienes personales (+591% anual), mientas que IVA y Débitos y Créditos crecieron a menor velocidad (+27% anual y +26% anual). Los Gastos primarios fueron de $535.953 millones, +55% anual, desacelerándose también con respecto a septiembre (+72% anual) siendo la variación interanual más baja desde febrero. En términos reales crecieron +13% anual. Se destaca el aumento en subsidios (+163% anual), transferencias a provincias (+133% anual), mientras que prestaciones sociales creció a menor velocidad (+54% anual). En el acumulado del año, el déficit primario alcanza –5,4% del PBI (-5,9% si se toman los últimos 12 meses), mientras que el déficit financiero alcanza -7,2% del PBI (-8,3% para los últimos 12 meses). La intención del equipo económico es llevar este último dato a un 7%, es decir recortar un punto del PBI de acá a fin de año, en un contexto social y económico muy delicado. Sobre el mismo indicador la meta para el año próximo, según el presupuesto, es de 4,5% del PBI, aunque el ministro ya deslizó en reuniones con empresarios que apunta a finalizar el año por debajo del 4% del PBI de déficit fiscal.